Declaración de la Sociedad Peruana de Psicoterapia Psicoanalítica de Pareja y Familia (SPF) a propósito de la Ley de la Unión Civil

Desde hace ya varios años la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad mental en la clasificación de la Asociación Psiquiátrica Americana así como otras publicaciones diagnósticas de uso internacional. También la Asociación Psicoanalítica Internacional y muchas sociedades psicoanalíticas en el mundo han hecho la misma estipulación.

La homosexualidad no es pues una condición patológica que se transmita o se contagie sino, más bien, es una diferente orientación sexual que, al igual que la heterosexualidad, puede propiciar tanto la realización de un desarrollo armónico y satisfactorio en el ser humano como la frustración del mismo.

Vivimos inmersos dentro de una cultura fuertemente influida por una percepción heterosexual de las relaciones entre los géneros, la que tiende a ser concebida como natural o única por muchas personas. Esta situación lamentablemente propicia, debido a temores y prejuicios respecto de lo diferente, conductas de exclusión, discriminación y odio, las que muchas veces están influidas por concepciones religiosas, ideológicas o de naturaleza institucional.

Freud decía en 1921, en una carta descubierta en 1977 por el Dr. Ruitenberck «… los homosexuales pueden ser miembros de la sociedad psicoanalítica, hemos considerado y creemos que no hay razón para no admitirlos y que cada caso dependerá de las cualidades del candidato y no de su orientación sexual…»

Freud luchó siempre denodadamente contra todo tipo de discriminación firmando y afirmando muchas veces sus ideas contrarias a las rígidas leyes segregacionistas y persecutorias que regían en su época tanto a Austria como a Alemania.

La SPF está desde siempre por el respeto a las diferentes orientaciones sexuales y por el reconocimiento a la igualdad de derechos entre los miembros de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans-sexuales) y de la comunidad heterosexual.

De ahí nuestro interés que esta Declaración llegue a padres, maestros y toda persona involucrada en el trato con niños y jóvenes, así como a las diferentes instituciones estatales y privadas.

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